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Marcha Verde: 50 años de conflicto y manipulación en el Sáhara Occidental

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El Sáhara sigue resistiendo: medio siglo después de la Marcha Verde

El 6 de noviembre de 1975, un siroco infernal soplaba en el Sáhara. Cientos de miles de marroquíes, la mayoría pobres, esperaban tras las alambradas que protegían la última colonia española. Enfrente, el ejército de Franco. La escena, que ilustró las primeras páginas de los medios de todo el mundo, marcaría el inicio de una oleada de conflictos y resistencias que persisten hasta hoy.

Hasán II, el padre del actual monarca Mohamed VI, convocó a sus súbditos a invadir el Sáhara Occidental con lo que denominó la Marcha Verde. El color verde, simbolizando el Islam, fue utilizado para movilizar a las masas. Tres semanas antes, el Tribunal Internacional de La Haya había dictaminado que no existían lazos de soberanía territorial entre el Sáhara Occidental y Marruecos. Sin embargo, el monarca manipuló el fallo, silenciando los párrafos que negaban dicha soberanía y afirmando que el tribunal respaldaba la legitimidad marroquí.

— “La verdad es que no podíamos creer lo que estábamos viendo”, recuerda Abdul, un saharaui de 70 años que vivió aquel momento. “Vimos a nuestros hermanos marroquíes cruzar la frontera, pero no para ayudar, sino para tomar lo que no les pertenecía. Aquel día cambió nuestras vidas para siempre”.

España abandonó el territorio, dejando a los saharauis a merced de los blindados marroquíes. La respuesta fue brutal: napalm y fósforo blanco hicieron estragos. La guerra entre Marruecos y el Frente Polisario se prolongó hasta 1991, cuando ambas partes acordaron un alto el fuego bajo los auspicios de la ONU. La Minurso, la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental, fue desplegada para supervisar el cese de hostilidades y organizar el referéndum de autodeterminación. Sin embargo, Marruecos ha obstaculizado sistemáticamente la consulta.

— “Nos prometieron un referéndum, pero aquí seguimos esperando”, dice Fatima, una saharaui de 55 años que vive en un campamento de refugiados en Argelia. “Los años pasan, y nuestra lucha sigue siendo la misma. No nos rendiremos, pase lo que pase”.

Hace 50 años, el Tribunal de La Haya intentó evitar el conflicto. Ahora, la administración de Donald Trump ha buscado otorgar a Marruecos una soberanía que ya detenta de facto, como parte de los Acuerdos de Abraham. Este movimiento supuso un revés para el Frente Polisario, pero las gestiones de Trump en la ONU no lograron su objetivo principal: un reconocimiento formal de la soberanía marroquí.

Estados Unidos tuvo que modificar su borrador inicial para evitar los vetos de Rusia y China en el Consejo de Seguridad. El texto final incluye expresamente “el principio de libre determinación” de los saharauis, afirmando que cualquier decisión debe contar con su respaldo. Además, no define la autonomía propuesta por Marruecos como la única base para solucionar el conflicto, sino que señala que podría ser una solución factible, siempre y cuando se acepten sugerencias constructivas.

Parece poco probable que un régimen autoritario como el de Marruecos pueda ofrecer una “autonomía verdadera” que convence a los saharauis, quienes habrían de avalarla en un referéndum. La declaración de Mohamed VI, en la que afirmó que el texto aprobado consagra la soberanía de Marruecos, recuerda el discurso de su padre tras el fallo del Tribunal de La Haya. Sin embargo, la representante de Dinamarca dejó clara la posición de la ONU: el voto a favor no implica un reconocimiento de la soberanía marroquí.

El Frente Polisario respondió al acuerdo bombardeando la provincia de Smara, un claro mensaje de que no aceptarán decisiones impuestas. La lucha por la autodeterminación continúa, y la memoria de la Marcha Verde sigue viva.

Medio siglo después de la Marcha Verde, en el Sáhara sigue soplando el siroco. ¿Hasta cuándo seguirá el mundo mirando hacia otro lado mientras los saharauis esperan justicia?

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