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La noche del 24 de octubre de 2025, el Chase Center de San Francisco se vistió de gala para recibir un duelo de titanes. Aaron Gordon, el alero de los Denver Nuggets, firmó una actuación memorable, anotando 50 puntos y rompiendo el récord de Alex English como el máximo anotador en un partido de apertura en la historia de la franquicia. Pero la historia de esta noche no fue solo de números, sino de Resistencia.
En un partido que parecía tener dueño, Stephen Curry, estrella de los Golden State Warriors, demostró por qué es considerado uno de los mejores jugadores de la actualidad. Con un despliegue de talento y determinación, Curry anotó 16 puntos consecutivos en el tramo final del tiempo reglamentario, llevando a los Warriors a una victoria por 137-131 en la prórroga.
Bueno… Aaron Gordon había trabajado sin descanso durante el verano, y eso se notó. “Nunca he jugado así, ni siquiera en entrenamientos. Todo parecía caer de la canasta”, comenta Carlos Ramírez, periodista deportivo de ESPN Latinoamérica. Gordon disparó desde todas las distancias, anotando 10 triples, tres más que su récord anterior en una sola noche. «Fue simplemente ridículo», admite Curry, quien no pudo ocultar su admiración.
Pero la historia no se escribe solo con puntos. La tensión en la cancha era palpable. Los Nuggets, liderados por Gordon, tenían el control del partido, pero los Warriors no se daban por vencidos. “En el fondo, sabíamos que era una batalla de titanes. Pero nunca imaginé que Steph podría volverse así”, reflexiona Juan Pérez, un aficionado de los Nuggets que viajó desde Denver para ver el partido.
Con 2:42 restantes en el marcador y los Warriors siete puntos abajo, Curry tomó el mando. Anotó dos tiros libres, luego fue fouleado en un triple y convirtió todos los tiros, acercando a los Warriors. “La gente estaba enloqueciendo. Curry parecía un supernova en la cancha”, recuerda Carlos Ramírez. El partido se puso punto y aparte cuando Curry empató con un triple a 1:24 del final. Gordon respondió con otro triple, poniendo a los Nuggets 120-117 con 25.7 segundos por jugarse.
La tensión llegó a su punto máximo en el último segundo. Nikola Jokic, el pívot de los Nuggets, falló un tiro en el aro, enviando el partido a la prórroga. En el tiempo extra, Curry seguía en su mejor versión, anotando siete puntos cruciales y recibiendo valiosos aportes de Al Horford y Jimmy Butler. “Fue un juego de altibajos, pero al final, la experiencia de Curry hizo la diferencia”, añade Juan Pérez.
Cuando el silbatazo final sonó, los Nuggets se quedaron con un sabor agridulce. “It sucks,” confesó Gordon, visiblemente afectado. “No quería el balón del juego. No quería llevarme la derrota a casa.” La frustración era evidente, pero Gordon no se rindió. “Es el primer partido. Hay que seguir adelante,” afirmó con determinación.
La verdad es que esta noche fue un reflejo de la dureza del deporte. En el fondo, una actuación histórica no garantiza la victoria. La resistencia, la capacidad de no rendirse, es lo que verdaderamente marca la diferencia. Y Curry, una vez más, fue el ejemplo viviente de esa tenacidad.
En medio de tanta gloria, no se sabe qué pasará en los próximos partidos. Pero lo que está claro es que, en el mundo del deporte, las noches de gloria son fugaces y la resistencia es eterna.
¿Hasta dónde llegará la resistencia de Gordon en esta temporada?
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