Peru to impose state of emergency after protests turn deadly – DW – 10/17/2025

Estado de emergencia en Lima: Violentos choques dejan un muerto y 100 heridos – MundoDaily

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En las calles de Lima, la protesta se convierte en tragedia

En una esquina de Lima, entre el humo de los gases lacrimógenos y el estruendo de los estallidos, un joven sostiene una pancarta que dice “Contra la corrupción, no hay silencio”. Esta noche, el silencio es el único sonido que queda, tras la muerte de Eduardo Ruiz, un rapero de 32 años que soñaba con cambiar el mundo con sus rimas.

Los sistemas que llevaron a la crisis

Por semanas, los jóvenes de Perú han salido a las calles para denunciar salarios bajos, corrupción y el auge del crimen organizado. Estas protestas, lideradas por generaciones que solo conocen crisis, son el síntoma de un sistema político y económico colapsado desde hace décadas. La falta de oportunidades, la desigualdad y la impunidad han dejado a una población desmovilizada y desesperada.

La crisis política se intensificó con el destituido de la presidenta Dina Dolkata, quien no pudo detener el deterioro de la seguridad ciudadana. Su sucesor, el presidente interino José Jeri, asumió el poder en medio de un clima de desconfianza y descontento. A sus 38 años, Jeri es la encarnación de un sistema que ha fallado a sus ciudadanos. Sus promesas de estabilidad y seguridad parecen fallas en el discurso de un líder que no ha logrado conectar con el desencanto de las calles.

La vida que cambia en ladad de la violencia

«Cuando escuché los disparos, pensé que era el fin», cuenta María, una enfermera de 45 años que se encontraba cerca del lugar de los hechos. «Vivimos en un país donde la violencia parece ser la única respuesta. Pero ¿hasta cuándo?»

Eduardo Ruiz, conocido en la escena hip-hop como «El Rebelde», era más que un artista. Era una voz de esperanza para muchos jóvenes. «Eduardo no solo cantaba, él luchaba», recuerda Luis, amigo y colega de 28 años. «Ahora, su muerte se convierte en un símbolo de la brutalidad del estado. Pero su mensaje no morirá.»

La violencia no es nueva en Perú, pero su escala y brutalidad en las calles de Lima han dejado una herida profunda. «Mis amigos y yo nos preguntamos qué futuro nos espera. Si protestar nos cuesta la vida, ¿qué más nos queda?», reflexiona Valentina, estudiante universitaria de 22 años.

Reacciones y silencios

El presidente Jeri ha prometido «una investigación objetiva» del caso de Eduardo Ruiz y ha asegurado que aplicará «el peso de la ley» a los responsables del caos. Sin embargo, para muchos, estas palabras suenan vacías en el contexto de una larga historia de impunidad y corrupción.

«La justicia en Perú es un espejismo. Siempre llega tarde o no llega», afirma Carlos, un abogado de 35 años. «Hasta que no veamos acciones concretas, seguirán las protestas.»

Organizaciones internacionales y ONGs han condenado la violencia y han llamado a un diálogo entre el gobierno y los manifestantes. Pero, ¿qué diálogo puede haber cuando la desconfianza es tan profunda?

Un futuro incierto

Las calles de Lima están silenciosas, pero el descontento sigue creciendo. La muerte de Eduardo Ruiz no solo es una tragedia personal, sino un reflejo de un sistema que ha fallado a su gente. Mientras que el gobierno promete cambios, la juventud de Perú sigue buscando respuestas en las calles.

El mundo está lleno de promesas y discursos, pero en las calles de Lima, la verdad se cuenta con silencios y lágrimas.

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