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Fiscalía de Milán investiga a italianos por pagar para disparar a civiles en Sarajevo

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El Terror de Sarajevo: Testigos Afirman que Italianos Pagaban por Disparar a Civiles en la Guerra de Bosnia

El vuelo de Trieste a Belgrado era un viaje común para muchos. Pero entre los pasajeros, se ocultaban individuos con un propósito siniestro. Según una investigación de la Fiscalía de Milán, algunos ciudadanos italianos solían viajar a Sarajevo para sumarse a una cacería inhumana: disparar a civiles desarmados desde las colinas que dominaban la ciudad asediada.

Durante la guerra en Bosnia, de 1992 a 1996, la ciudad de Sarajevo fue testigo de unos de los capítulos más oscuros de la historia reciente. Los francotiradores serbo-bosnios instalados en las alturas abatían a transeúntes, matando a más de 11,000 civiles. Ahora, la denuncia de un escritor y periodista italiano, Ezio Gavazzeni, acompañado por el reputado exmagistrado Guido Salvini y la exalcaldesa de Sarajevo, Benjamina Karic, sugiere que no todos los francotiradores eran soldados.

Ezio Gavazzeni, un hombre de 58 años, recuerda con amargura cómo estos turistas de la muerte pagaban entre 80,000 y 100,000 euros para vivir su macabro fin de semana. «Hablo de gente con dinero, con reputación, empresarios. Salían de Trieste, iban a Sarajevo, y luego volvían a seguir con su vida como si nada hubiera pasado».

El documental «Sarajevo Safari», estrenado en 2023 por el cineasta esloveno Miran Zupancic, recogió testimonios de víctimas y testigos. Uno de ellos, un bombero herido que también declaró en el juicio contra el líder serbio Slobodan Milosevic en La Haya, habló de «tiradores turísticos» con vestimenta y armas que no encajaban con los soldados serbios.

Pero ¿quiénes eran estos individuos? Según Gavazzeni, se trataban de ciudadanos corrientes, cercanos a círculos de extrema derecha y apasionados de las armas. Uno de los nombres que ha trascendido es el de un empresario milanés dueño de una clínica estética privada. Otras sospechas apuntan a ciudadanos de Turín y Trieste.

La fiscalía italiana ya ha iniciado el proceso y ha llamado a declarar a varios testigos, entre ellos un agente de inteligencia bosnio de iniciales E.S. Este agente asegura que los servicios secretos italianos tenían conocimiento de estas actividades desde 1993, aunque los archivos pertinentes siguen clasificados.

«La inteligencia bosnia detectó la presencia de al menos cinco italianos en las colinas. Estos individuos estaban acompañados y armados para disparar a civiles», relata E.S., de 45 años, con una voz cargada de dolor y amargura. «Espero que puedan localizar a al menos uno de estos asesinos. Necesitamos justicia para los miles de inocentes que perdieron la vida».

El cónsul bosnio en Milán, Dag Dumrukcic, ha asegurado que su país colaborará plenamente en la investigación. «Estamos impacientes de descubrir la verdad de este asunto tan cruel. Conozco algunas informaciones que aportaré a la fiscalía», señala Dumrukcic, de 52 años, con determinación en sus palabras.

La justicia bosnia y serbia archivaron investigaciones previas, calificándolas como «leyendas urbanas». Sin embargo, Gavazzeni insiste en que la verdad debe ser revelada. «Esperamos que al menos uno o dos, quizás diez, de estos sanguinarios turistas sean encontrados y llevados ante la justicia».

La digresión nos lleva a pensar en la impunidad que rodea muchos crímenes de guerra. En Latinoamérica, donde conflictos como el de Colombia han dejado cicatrices profundas, sabemos que la justicia a menudo tarda en llegar, si llega. Pero la esperanza de que la verdad salga a la luz persiste, como la necesidad de cerrar las heridas del pasado.

El fiscal Alessandro Gobbis tiene la tarea de dar un cierre a este capítulo oscuro. Su lista de testigos crece, y la determinación de las autoridades es clara. Pero la pregunta que queda en el aire es: ¿Serán suficientes las pruebas para llevar a estos individuos ante la justicia?

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