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La Sombra de la Inestabilidad en Madagascar
En un país pintado de suaves verdes y dorados, la noche es testigo de una tensión que se ha acumulado durante años. La luna se cuela entre las copas de los árboles, iluminando las calles vacías de Antananarivo. Un silencio opresivo se apodera de la capital, pero en el interior de los hogares, familias congelan sus gestos, atentos al rumbo que tomarán los próximos minutos.
El presidente flee la noche del 13 de octubre de 2025, justo después de que el parlamento votara para destituirlo. Poco después, el comandante de una unidad élite del ejército apareció en televisión nacional, declarando que el ejército asumió el control del país. En pocas horas, las calles que ayer estaban llenas de vida cayeron en un silencio sepulcral.
El Peso de la Historia
Madagascar no es extraño a la inestabilidad política. La isla, conocida por su biodiversidad única y su rica cultura, ha sido sacudida por conflictos internos desde su independencia en 1960. La pobreza crónica, la desigualdad económica y la corrupción han sido catalysts recurrentes de los disturbios. Los sistemas políticos y económicos, heredados de la época colonial, han favorecido una élite desvinculada de las necesidades de la mayoría de la población.
Cicatrices en la Vida Diaria
En un pequeño pueblo a las afueras de Antananarivo, Marie, una profesora de 35 años, se aferra a sus recuerdos. “Mi marido trabaja en una fábrica cerca de la ciudad. Cuando sonó la noticia, pararon todo. No sabemos si volverán a abrir. Mi hija de cinco años me preguntó si su papá no vendría más a casa. No supe qué responder.”
La inestabilidad política no solo hiere en el plano emocional, sino que también desestabiliza los medios de vida de las personas. Los pequeños negocios cierran, los salarios se retrasan, y la incertidón se cuela en cada rincón de la vida cotidiana. Para muchos, la política es una lotería donde siempre pierden.
Reacciones y Vacío de Poder
El anuncio de que el ejército ha asumido el control ha sido recibido con una mezcla de alivio y temor. En una reunión comunitaria, Jean, un líder local de 42 años, expone sus preocupaciones: “Algunos piensan que el ejército puede traer orden, pero otros tenemos miedo de que esto sea el preludio de una dictadura. En el pasado, las promesas de estabilidad han terminado en autoritarismo y represión.”
Las reacciones internacionales no se han hecho esperar. Organizaciones internacionales y otros países africanos han emitido declaraciones de preocupación, exigiendo un retorno inmediato a la democracia. Sin embargo, la realidad es que Madagascar ha estado en un limbo político durante años, y la comunidad internacional ha sido tibia en su respuesta a las crisis anteriores.
En las calles de Antananarivo, la incertidumbre se siente en cada rostro. La luna sigue su curso, pero para los habitantes de la isla, el futuro es tan incierto como la silueta de un fantasma en la penumbra.
El mundo observa en silencio, mientras Madagascar enfrenta un nuevo ciclo de inestabilidad. En cada casa, en cada calle, se tejen nuevas historias de resistencia y miedo. Pero, como en el pasado, la verdadera pregunta resuena en el aire: ¿Quién escuchará sus voces cuando el silencio vuelva a caer?
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