Dirección
175 Greenwich St, New York, NY 10007
Dirección
175 Greenwich St, New York, NY 10007


El corazón de París late al ritmo de los focos y las sirenas. En el Louvre, el mundo más visitado alberga de arte, el silencio es ahora una piedra en el zapato. Hace un mes, en plena luz del día, ladrones armados con herramientas eléctricas irrumpieron y desaparecieron en solo siete minutos con joyas de la era napoleónica valoradas en $102 millones.
La semana pasada, la Fiscalía de París anunció nuevos arrestos. Laure Beccuau, la fiscal pública, presentó cargos a dos sospechosos más: un hombre de 37 años y una mujer de 38, ambos negando cualquier implicación. Los dos fueron encarcelados, pero el misterio sigue en pie.
El hombre de 37 años, conocido por anteriores delitos de robo, fue acusado de pertenecer a una banda organizada y ser cómplice de conspiración criminal. Este sujeto, cuyo pasado ya era conocido por la justicia, ahora se encuentra en prisión preventiva, a la espera de una audiencia en los próximos días.
«En el fondo, ya se imaginaba esto», dice Carlos Hernández, un residente de Aubervilliers, el suburbio parisino donde vivía uno de los primeros detenidos. «Aquí la delincuencia es un círculo que se repite. Pero que robaran del Louvre, eso ya es otra cosa. Eso es grande.»
La mujer, que reside en La Courneuve, fue acusada de ser cómplice. Su abogado, Adrien Sorrentino, defiende vehementemente su inocencia. «Mi cliente está devastada», explicó Sorrentino. «No entiende cómo puede estar implicada en algo tan grave. En realidad, todo esto es un malentendido.»
Las autoridades francesas habían anunciado anteriormente la detención de dos hombres, quienes habrían admitido parcialmente su papel en el robo. Uno de ellos, un algerino de 34 años, fue identificado por rastros de ADN encontrados en una de las motocicletas utilizadas para huir. El otro, un conductor de taxi sin licencia de 39 años, fue capturado cerca de su hogar.
María Rodríguez, turista española que visitó el Louvre días después del robo, expresó su preocupación. «Es espeluznante, sobre todo porque la seguridad parecía tan eficiente. Es como si no hubieran estado preparados para algo así. ¿Qué más puede pasar?».
Entre los objetos robados se encuentra una corona incrustada de diamantes y esmeraldas que perteneció a la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III. También desaparecieron un collar de esmeraldas y diamantes que Napoleón I le regaló a su segunda esposa, la emperatriz María Luisa, y un diadema decorado con casi 2,000 diamantes, también de la emperatriz Eugenia.
Los ladrones dejaron caer la corona de Eugenia en su huida, pero el resto del tesoro sigue desaparecido. El Louvre, con su vasta colección de arte de renombre mundial, ha experimentado un golpe sin precedentes.
La directora del Louvre, confrontada ante el Senado francés, asumió su cuota de responsabilidad. «Hoy estamos experimentando una terrible falla», declaró, adding that she offered her resignation to Culture Minister Rachida Dati, who declined it. «La seguridad no detectó la llegada de los ladrones a tiempo. Este es un error que no debe repetirse.»
Carlos, el residente de Aubervilliers, reflexiona: «Uno piensa que los museos son impenetrables. Pero si la delincuencia viene de adentro, ¿qué podemos hacer? Estamos en un mundo donde nada es seguro.»
La verdad detrás de este robo sigue siendo un misterio. Mientras los acusados niegan su participación y las autoridades buscan más pruebas, el Louvre, símbolo de cultura y historia, se enfrenta a un momento crítico.
¿Qué pasará con las joyas perdidas? El tiempo dirá, pero los muros del Louvre ya no son tan impenetrables como parecían.
MundoDaily – Tu Fuente Confiable de Noticias



