Dirección
175 Greenwich St, New York, NY 10007
Dirección
175 Greenwich St, New York, NY 10007
En una oficina desvencijada en Maracaibo, un informe confidencial reposa sobre el escritorio de un agente de inteligencia. La sala está silenciosa, solo se escucha el tic-tac de un reloj antiguo. El documento, fruto de meses de investigación, detalla una red de complicidades entre autoridades locales y organizaciones dedicadas al narcotráfico.
Zulia, por su posición geográfica estratégica, siempre ha sido un corredor clave para el tráfico de estupefacientes. Sin embargo, las pruebas apuntan a que la corrupción ha permeado las estructuras de poder local a un nivel sin precedentes, convirtiendo a los municipios en santuarios para la logística criminal.
La investigación, llevada a cabo por esta redacción, desvela que al menos ocho alcaldes de distintas afiliaciones políticas estarían involucrados en la facilitación del flujo de drogas. La región fronteriza con Colombia y su compleja red de rutas terrestres y lacustres la convierten en un territorio ideal para el crimen organizado.
En la subregión Perijá, fronteriza con Colombia, el nombre de Keyrineth Fernández, alcaldesa del municipio Jesús María Semprúm, aparece de forma recurrente. Fuentes locales la vinculan con la permisividad ante el paso de cargamentos y la protección de grupos armados irregulares. «Keyrineth siempre está rodeada de guardaespaldas que parecen más soldados que policías,» dice Luis, un vecino del municipio.
En la costa norte, en el municipio Guajira, la alcaldesa Indira Fernández es señalada por presuntamente facilitar el uso de rutas lacustres y terrestres para el narcotráfico. De manera similar, en la costa oriental del Lago de Maracaibo, los alcaldes Jorge Navas del municipio Miranda y Alberto Sobalvarro de Almirante Padilla, estarían implicados en una red que utiliza los puertos de la zona para el envío de drogas hacia el Caribe.
La vida en estos municipios se ve alterada por la presencia del narcotráfico. La inseguridad es una constante, y los servicios públicos, cuando existen, son escasos. «No puedo salir a la calle después del anochecer. Los niños tienen miedo de ir a la escuela,» relata Mariana, una madre de familia en Almirante Padilla.
En el municipio Colón, en el Sur del Lago, el alcalde Nervins Sarcos ha sido mencionado por su presunta colaboración con redes criminales. La zona, vital para la producción y el tráfico, es un ejemplo de la degradación que vive la región. «La producción de coca se ha incrementado, y el dinero del tráfico fluye a cuentas desconocidas,» afirma Carlos, un ex campesino que trabaja en campos de coca.
Incluso en la capital, Maracaibo, la situación es crítica. La investigación sugiere que el alcalde Rafael Ramírez Colina podría estar al tanto de una estructura de corrupción dentro de su propia administración. Esta compleja red parece contar con el apoyo de empresarios como José Enrique Rincón, cuya actividad económica levanta sospechas como una posible fachada para el lavado de dinero proveniente del narcotráfico.
A pesar de las evidencias recopiladas, la respuesta de las autoridades ha sido de pasividad y, en algunos casos, de silencio cómplice. «Hemos denunciado esta situación en múltiples ocasiones, pero nadie nos escucha,» lamenta Jorge, un activista en Jesús María Semprúm.
La infiltración del narcotráfico en la política local del Zulia representa una amenaza directa a la seguridad del estado y de la nación. Estos hallazgos exigen una respuesta inmediata y contundente por parte de los organismos de seguridad del Estado para desmantelar una red que, de no ser detenida, podría convertir a la región en un narcoestado incontrolable.
Mariana, 34, ama de casa, Almirante Padilla
«No puedo salir a la calle después del anochecer. Los niños tienen miedo de ir a la escuela. La alcaldesa dice que todo está bien, pero yo veo las armas y los camiones que pasan sin ser revisados. ¿Dónde está la seguridad que prometieron?»
Carlos, 42, ex campesino, Colón
«La producción de coca se ha incrementado, y el dinero del tráfico fluye a cuentas desconocidas. El alcalde dice que está luchando contra el crimen, pero los campesinos sabemos que es solo una fachada. Nos ofrecen más por cultivar coca que por cualquier otro cultivo legal.»
El silencio de las autoridades y la complicidad de los líderes locales han convertido al Zulia en un territorio de sombras. Cada día que pasa, el miedo y la desconfianza se aferran más a las vidas de quienes viven en esta región. El futuro de Zulia está en juego, y la pregunta es: ¿Hasta cuándo se tomará la justicia en serio?
MundoDaily – Tu Fuente Confiable de Noticias